Historia de Andalucia


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La Historia de Andalucia

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Historia


Hace mas de medio millón de años aparecieron en la cuenca de Guadix-Baza los primeros pobladores. Durante el Pleistoceno Medio se produjo una progresiva ocupación del territorio, principalmente en las áreas lacustres de la fachada Atlántica y en las vías fluviales.
Mas tarde se fueron desplazando por una amplia zona en busca de alimento.
Los yacimientos de Cártama Málaga, Marbella, Laguna de la Janda, muestran el paso de estas gentes.
En el Paleolítico Medio, 100.000 años antes de nuestra era, apareció el hombre de Neanderthal, cuyo paso esta reflejado en el cráneo de Gibraltar o restos hallados en las cuevas de Carigüela y Boquete de Zafarraya. Su cultura, la musteriense, aparece con gran frecuencia en nuestro suelo.
En el Paleolítico Superior, 40.000 años antes, se produjo un recrudecimiento del clima que obligo a los hombres y mujeres a refugiarse en cuevas. El poblamiento se localizaba en las provincias de Málaga y norte de Almería
El Neanderthal desapareció sin que se conozcan bien las causas y apareció el tipo Homo Sapiens del grupo Cromagnon
La vida de estos hombres era realmente dura pero esto no les impidió la creación de unas pinturas de extraordinaria belleza, realizadas en las paredes de las cuevas o de los abrigos naturales
Una muestra de ellas se puede observar en la cueva de la Pileta, en la provincia de Málaga
Entre el 8.000 y el 4.000, la población se hizo sedentaria y con ello apareció la agricultura.
Cada vez son los científicos que opinan que el Neolítico tuvo un carácter autóctono en nuestra tierra y partió de las culturas mesolíticas del sur peninsular.
En este periodo se desarrolló la agricultura: se cultivaba la cebada, el trigo, la aceituna procedente de olivos silvestres y el esparto, utilizado para la fabricación de esta y calzado.
Por otro lado se puede reconocer en esta etapa la existencia de las primeras manifestaciones de sepulcros colectivos, cuyo modelo más significativo lo constituye la llamada cultura de Almería, la delgadez y fragilidad de las piedras nos impiden hablar de megalitismo, pero si lo podemos hacer en las tumbas de Gor en Granada.
Durante este periodo, Neolítico, se desarrollo un tipo de pintura rupestre caracterizada por el esquematismo, como las halladas en las cuevas de Vélez Blanco, Ronda, Modin y Tarifa.
La invención de la técnica metalúrgica supuso para la humanidad un grado mas de desarrollo tecnológico y una mayor complejidad social a lo largo de los dos periodos en los que se divide esta época: del cobre o calcolítico y del bronce.
El Calcolítico tuvo su ámbito cronológico en Andalucía desde principios del tercer milenio a.C. hasta el transitó entre el segundo y el tercer milenio a.C. En esta época se intensificó la agricultura con la aparición de nuevos productos provocando una mayor especialización en la cerámica y la construcción de silos en el suelo.
La ganadería pasó a ser una actividad complementaria.
La mayor novedad fue el desarrollo del urbanismo. Los poblados calcolíticos, como el de los Millares en Almería, se situaban en elevaciones medianas para asegurar su defensa y concretaban una variedad morfológica de sus viviendas.
La última fase del Calcolítico, a finales del tercer milenio, está representada por la llamada cultura del Vaso Campaniforme.
La Edad del Bronce supuso el paso a una sociedad organizada políticamente, representada en Andalucía por la llamada cultura de El Argar.
La mayor parte de los poblados argáricos se encontraban en cerros estratégicos que dominaban una llanura o una vega cultivada.
Pero lo que realmente identifica a esta cultura es la actividad metalúrgica, que provoco la aparición en la península Ibérica de una sociedad diversificada.
Hubo una auténtica división del trabajo que produjo una mayor jerarquización social y política.
Durante el período del bronce tardío, Andalucía entró en una fase de cierta debilidad interna que provocó su fragmentación, además la cada vez mayor presencia de colonos fenicios transformó las estructuras sociales y culturales configurando lo que conocemos por Tartessos.
Tartessos
A pesar de lo anacrónico que supondría hablar de Estado andaluz en el año 100 a.C. en referencia concreta a Tartessos, pocos podrán discutir el hecho de que este territorio se estableciera por primera vez un reino con una administración compleja y una forma política semejante a la d los grandes imperios de Oriente. Es pues Tartessos una de los referentes cuando se accede a la historia del pueblo andaluz y un patrimonio indiscutible de su pasado.
Sus orígenes inmediatos se encuentran en el mencionado bronce final tartésico, y su proceso de formación pasaba por el contacto de estas gentes con los colonizadores fenicios y griegos, produciéndose un fenómeno de aculturación.
La capital del reino se llamaba igualmente Tartessos y estaba en la desembocadura del Guadalquivir, aunque se ignoraba el lugar exacto.
Entre los siglos VII y VI este núcleo metalúrgico incrementó sus contactos comerciales con los fenicios, quienes ofrecían productos alimenticios como aceite y vino, así como toda clase de objetos suntuosos a cambio de plata y otros metales.
Tartessos tenía una estructura social jerarquizada en cuya cúspide se encontraban los monarcas, que controlaban la agricultura y el comercio de metales.
A ellos pertenecen una serie de sepulcros principescos.
Su enorme desarrollo económico y la relación con los pueblos de Oriente configuraron una rica cultura tartésica.
La escritura comenzó a utilizarse a principios del siglo VII.
La conquista de Tiro (550 a.C.) provocó la caída de Tartessos.
Atraídos por las condiciones favorables de las costas andaluzas los fenicios se asentaron en Cádiz (s. VIII a.C.) además de otros puntos de la costa.
Los griegos se expandieron en el Mediterráneo occidental a partir del siglo VIII a.C. intentando entablar relaciones comerciales con tartessos.
Andalucía romana. La Bética.
Partiendo de la península Ibérica, Aníbal se dirigió hacia Roma. Al mismo tiempo los romanos enviaron contingentes militares al territorio hispano en el 218 a.C.
A partir de entonces sería ininterrumpida su presencia.
La mayor parte de los pueblos indígenas apoyaron a los romanos al considerarlos como libertadores del yugo cartaginés.
Conseguida la victoria sobre los cartagineses, los romanos se convirtieron en los nuevos exploradores de España, a la que dividieron en Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Posteriormente, Augusto la dividiría en Lusitania y Bética.
La Bética se integró rápidamente en la estructura política, social y económica de Roma, interviniendo incluso en sus conflictos civiles.
Su docilidad le permitió ser administrada por el senado cuya capital sería Córdoba, donde residía el gobernador o procónsul.
Pero la gran aportación de Roma a la cultura andaluza y española fue la organización administrativa municipal.
Su arte era muy práctico y útil. En la Bética se construyeron puentes, edificios para la diversión y tetros. Además de estos se construyeron templos como el de Córdoba e Hispalis, y necrópolis como la de Carmona.
Los Visigodos en Andalucía
A partir del siglo III se produjo una profunda crisis política, económica, social y religiosa en el imperio romano. La crisis militar de roma permitió invadir el Imperio a los pueblos bárbaros. La Bética fue ocupada por los vándalos silingos.Los visigodos firmaron un tratado con los romanos para expulsar a los bárbaros de Hispania. A partir de la segunda mitad del siglo V la Bética quedó abandonada a su suerte.
A partir del reinado de Theudis, la monarquía empezó a tener interés por la Bética. Su permanencia de forma continuada fue breve.
Andalucía bajo el Islam. Al-Andalus
En un breve periodo Andalucía y casi toda España cayeron en poder de árabes y bereberes procedentes del norte de Africa. A la conquista siguió el asentamiento de los conquistadores.
El Emirato
Al-Andalus pasó a ser gobernada por un emir dependiente del imperio islámico.Los primeros emires se dedicaron a la construcción de un estado islámico centralizado en la península convirtiendo a Córdoba en la capital administrativa del emirato.
Durante el mandato de Abderramán II aumentó de forma ostentosa la población, provocando la expansión urbana.
Los problemas sociales disminuyeron, pero fueron graves las incursiones de los vikingos por el valle del Guadalquivir.
La llegada de Abderramán III al poder significó el final de las revueltas.
Mediante un uso más efectivo del ejército logró acabar con los focos rebeldes. Abderramán III asumió el título de califa.
El Califato
El poder absoluto pasó al califa cordobés ayudado por una serie de funcionarios fieles. El desarrollo urbano del islamismo andaluz produjo el fenómeno de una administración local sin una apariencia política y basada en el cumplimiento de una especie de catálogo de buenas costumbres que era el hisba.
La agricultura era la base de la economía andaluza.
Los musulmanes introdujeron nuevos sistemas de irregación que dieron impulso a lo que se ha llamado la “revolución verde”. También cultivaron el secano: trigo, sorgo, olivo y vid.
En el califato cordobés destacaron 3 actividades industriales: la textil, con fabricación de tejidos de seda, brocadores de hilo de oro y plata, lino y algodón, y la industria del cuero.
Las ciudades de Al-Andalus acogieron como actividades económicas la artesanía y el comercio. Los artesanos se organizaban en corporaciones profesionales, en los zocos, con pequeñas tiendas talleres.
El comercio se efectuaba en las alhóndigas y en la alcaicería.
La debilidad provocada por la división del califato favoreció a los reinos cristianos del norte, que desde 1055 al 1057, cobraron a los taifas un impuesto llamado paria a cambio de su seguridad.
En Andalucía las rivalidades entre los reinos taifas y los esporádicos ataques cristianos provocó el desarrollo de una importante arquitectura militar.
Los almorávides no lograron implantar un sistema político duradero y por su falta de reacción ante los ataques cristianos perdieron Zaragoza.
Los cristianos, una vez resuelta en 1230 la crisis sucesoria en León con el reconocimiento de Fernando III como rey, se dedicaron a la conquista del valle del Guadalquivir tomando Córdoba en 1236 y Jaén en 1246.
A finales de 1248 Sevilla cayó manos de Fernando III. En 1262 Alfonso X conquistaría Niebla.
Exceptuando el reino de Granada, el resto del territorio recibiría el nombre de Andalucía a partir de 1253, fecha considerada por algunos como la del alumbramiento de nuestra comunidad como entidad histórica.
El último episodio medieval de la historia de España y de Andalucía lo representa la toma de Granada por los Reyes Católicos que consolidados una vez en su trono iniciaron el definitivo empuje de la conquista del reino nazarí.
Entre 1481 y 1491 se estrecharía el cerco de la capital granadina a la vez que se declaraba una guerra civil en Granada lo que permitió a los cristianos conquistar Loja, Málaga y Baza y en 1489 los musulmanes entregarían Almería. En 1491 sólo quedaba en manos de los musulmanes la ciudad de Granada, que abatida por el frío y el hambre capituló el 2 de Enero de 1492.
La toma de Granada supuso el fin de la medievalidad y el descubrimiento de América hizo que el mundo entrara en la modernidad.